Se entiende por autoconsumo de energía eléctrica la producción de electricidad para el consumo propio
Las instalaciones de autoconsumo pueden ser aisladas (sin conexión física a la red) o conectadas a la red.
En las instalaciones aisladas, al no haber conexión física con la red, todo el consumo eléctrico ha de ser abastecido con la instalación de generación, mientras que en las conectadas a la red, lo que se pretende es abastecer una parte del consumo eléctrico y, por tanto, adquirir menor cantidad de electricidad de la misma, minorando la factura eléctrica.
Por tanto, las instalaciones aisladas se encuentran fuera del Sistema Eléctrico, mientras que las conectadas a red sí pertenecen al Sistema Eléctrico.
La información contenida en esta página web se centra en las instalaciones de autoconsumo conectadas a la red eléctrica.
La generación de energía eléctrica tradicional del Sistema Eléctrico se caracteriza por seguir un esquema de generación centralizada, unidireccional y con pocas medidas de control sobre la actuación de la demanda. Actualmente, existen soluciones que permiten un cambio de este modelo hacia otro de generación de electricidad distribuida, donde cualquier consumidor puede generar su propia energía eléctrica, producida mayoritariamente con instalaciones de pequeña potencia y mediante la utilización de fuentes renovables locales.
El autoconsumo y la generación distribuida presentan distintas ventajas, tanto para el consumidor como para el Sistema Eléctrico, entre las que destacan:
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Permite obtener un ahorro energético y económico al consumidor, durante toda la vida de la instalación, con una pequeña inversión inicial. La instalación debe dimensionarse, en principio, en base a la demanda horaria de energía eléctrica.
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No requiere de primas para su rentabilidad económica.
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El autoconsumo de energía eléctrica, al producirse en el lugar en que se genera, reduce las pérdidas asociadas al transporte y distribución de electricidad por la red. Contribuye también a reducir saturaciones en la red de distribución y al aplanamiento de la curva de demanda eléctrica, lo que contribuye a abaratar el precio de la electricidad en el mercado.
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Contribuye a la seguridad y la garantía de suministro, a la eficiencia económica del sistema y ayuda al cumplimiento de los objetivos de la Unión Europea en materia de energías renovables con un coste inferior a otros mecanismos de fomento.
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Reduce el consumo de combustibles fósiles y la dependencia energética con el exterior.
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Contribuye a la reducción de emisiones de gases contaminantes, facilitando el cumplimiento de los objetivos ambientales en la lucha contra el cambio climático y en la mejora de la calidad del aire.
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Incentiva la actividad económica e industrial, mejora la competitividad de las empresas y fomenta la creación de empleo, empleo que además se genera de manera más distribuida y a nivel local.
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Colabora en la democratización del modelo energético, dando un papel más activo a los consumidores y usuarios del sistema eléctrico.